La Iglesia Parroquial de la Encarnación de Illora, declarada monumento histórico-artístico el 20 de marzo de 1980, constituye una espléndida muestra de la arquitectura de transición del gótico al renacimiento, que predomina en los templos levantados después de la conquista en la zona de los Montes.

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El templo construido con piedra' almendrilla‘ de tono tostado, proyectado por Diego de Siloé, constructor de entre otras la Catedral de Granada, con la intervención de su discípulo Juan de Maeda y otros maestros, se construyó básicamente entre 1542 y 1573. Es de estilo renacentista aunque con rasgos góticos, de nave rectangular, con capillas hornacinas poco profundas alojadas entre los contrafuertes.

La nave está dividida en cuatro tramos por pilastras que rematan en una cornisa que recorre toda la iglesia, separando el cuerpo de capillas de las partes altas, donde se abren las ventanas de vuelta redonda. La capilla mayor es rectangular, con un arco carpanel poco profundo que cobija el retablo barroco con un tabernáculo neoclásico de mármol. Las pilastras del arco toral son distintas de las de la nave y denotan su carácter más antiguo. Se cubre por bóveda de las del mismo tipo que las de la nave, que sin duda son imitación de ésta.

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La torre se levanta detrás de la cabecera. Es un simple prisma muy alto y macizo, con sólo dos ventanas decoradas con motivos de conchas y otros temas. La sacristía, que se aloja en la parte baja de la torre, posee un techo de artesonado que presenta canes muy menudos y bien labrados hecho por Domingo de Frechilla. La escalera de acceso a los cuerpos altos es de caracol, con el pasamanos ondulante para permitir el paso de las cuerdas de las campanas.

El exterior de la iglesia es sencillo y monumental a la vez, debido a su ubicación sobreelevada en el terreno. Las ventanas llevan una sencilla estructura toscana, arco de medio punto y discos lisos en las enjuntas. La piedra empleada para los sillares es bastante porosa pero fuerte, todo lo contrario de la piedra franca utilizada para las portadas que se encuentra muy erosionada.

Los contrafuertes se hacen ver de una forma muy ligera en la base para desarrollarse en la parte alta del edificio, que cuenta con dos portadas, una frontal (la de San Pedro) y otra lateral (la de la Encarnación), ambas con doble cuerpo. La primera pertenece probablemente a Juan de Maeda, destacando el cuerpo superior con hornacina rematada con frontón trapezoidal. En la lateral, de estilo manierista, destaca un grupo escultórico de la Anunciación de gran expresividad.

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En el interior de la iglesia, además de un importante archivo parroquial, muy bien conservado, destacan las pinturas procedentes del Convento de San Francisco, una serie de pinturas del siglo XVIII (destacando la Virgen con el niño, atribuida al entorno de Alonso Cano), su órgano (una de sus joyas) y, su gran número de esculturas modernas (San Rogelio patrón de Illora; Nuestro Padre Jesús Nazareo y la Stma. Virgen de los Dolores, titulares de la cofradía de igual nombre y; el Stmo. Cristo de la Veracruz, titular de nuestro cuerpo), que sustituyeron a las antiguas, de gran interés estético y escultórico, que quedaron destruidas en la Guerra Civil.

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Por último, aunque bastante importante, hemos de resaltar el lamentable estado del tempo en genral y de la torre en particular, que se encuentra casi en ruina, hasta el punto de que las campanas no suenan por el peligro de derrumbe que existente. Felizmente, después de casi 20 años de duro tabajo, el 31 de Marzo de 2014 se iniciaron la obras de la tan deseada y necesaria Restauración.

Fotografía por gentileza de Rafael Arcos Prados.

Se reproduce a continuación, por su interés, con permiso de su autor (Antonio Javier Entrena Tejero) parte de la información existente sobre la Iglesia de Illora en la Web de la Asociación Juvenil 'Chicotá' de Illora (actualmente no disponible en Internet):

Proceso constructivo y estado actual

"En Íllora nos encontramos con una intervención muy temprana en su Iglesia, modificando seguramente la anterior mezquita. En 1505 se reparaba de carpintería la sacristía, en 1508 se rehacía una esquina y en el periodo 1508-09 se trabajaba en la torre. Todo ello era controlado y supervisado por el maestro mayor Rodrigo Hernández. De esta primera Iglesia nada mas sabemos. Seguramente se debió derribar o abandonar al iniciarse la actual.

Hasta ahora se desconocía el autor de la traza de la Iglesia actual de Íllora. Gómez-Moreno Martínez recogía la mención de Madoz y la tradición oral de una posible atribución a Diego de Siloé, circunstancia por otra parte mas que probable, puesto que el burgalés había trazado algunas otras de la provincia y además daba una clara concordancia de estilo. Su sospecha podemos ahora corroborarla, ya que en 1542 se descargan al mayordomo de la Iglesia de Íllora "doze fanegas de trigo que dio al maestro Siloé porque vino a traçar la obra de la capilla", y al vicario que fue a Granada "a traer al maestro Siloé". Aquí introdujo la novedad de colocar la torre justo detrás de la cabecera, debajo de la cual quedaba la sacristía.

La construcción de la capilla mayor y torre arranca en el año 1541. Al año siguiente acude Siloé a dar la traza, continuando hasta 1545 horadando el terreno, haciendo zanjas y los cimientos. En ese año se comenzaron a subir los muros. Era maestro de obra Martín de Bolívar. La capilla se termino en 1549, fecha que aparece en los discos exteriores de la ventana que da al sur, y se continuo con la torre hasta 1551 en que muere Martín de Bolívar.

En la década de 1550-1560 la obra va despacio, realizándose la cimentación y nivelando el terreno que estaba, y esta, muy inclinado. A partir de 1560 empezamos a tener noticias de la intervención de Pedro de Pontones, cantero que tenia a su cargo la obra. En 1564 muere Pontones, por lo que su viuda solicita la tasación y liquidación de lo realizado por su marido.

Muerto Pontones, se concierta la continuación de la obra, en el mes de agosto de 1564, con el cantero Juan de Alcántara, por los mismos precios y condiciones en que estaba ajustada anteriormente. Nada mas sabemos hasta que en 1567 aparece como maestro Juan de Riaño, estando ya la obra bastante avanzada. La piedra toba se traía de la Hoz de Moclín y la blanca para las ventanas de la Nava. Todo esto se realizaba en 1567-68, estando entonces por concluirse el cuerpo de la Iglesia, apareciéndonos el pago a Riaño de 1575, "por la cantería de la Iglesia de Yllora", el finiquito de alguna deuda pendiente.

La rebelión de los moriscos y la subsiguiente crisis, motivaron la interrupción de la obra cuando todavía estaban cimbados los arcos fajones de la nave para recibir las bóvedas; y así continuaron largos años a tenor de los informes y protestas cursadas a la Contaduría y al Arzobispo por los curas, mayordomos y feligreses de Íllora.

Las disposiciones restrictivas promulgadas por el Arzobispo Pedro Guerrero en 1573, y prorrogadas por Juan Méndez Salvatierra y Pedro de Castro, aun estaban vigentes en 1626, año en que el Ayuntamiento solicita el cese de esta disposición para poder atender la reparación del templo, ya que con los fondos asignados apenas si se podía pagar a los sacerdotes y beneficiados, no quedando nada para continuar la obra.

Pese a estos ruegos, y a otros muchos que de seguro se hicieron, poco se ablandaba la postura de los arzobispos, pues en la visita pastoral de Martín Carrillo de Alderete, en 1645, seguía la Iglesia con la necesidad precisa de acabar de cerrar y hacer las cuatro bóvedas porque solo tiene embovedada la capilla mayor.

Actualmente la Iglesia conserva bastante bien su carácter original. Tan solo se le añadió en el Siglo XVIII el coro a los pies, y una nueva sacristía más amplia a la izquierda de la cabecera. Recientes obras de restauración han remozado su interior que, pese a su condición de poco híbrida, se nos antoja interesantemente por sus buenas proporciones y la eficacia estética del color albero de sus pilastras, arcos y nervios, en contraste con el blanco de las paredes y bóvedas.

Esta es a grandes rasgos la sinopsis constructiva de la Parroquia de Íllora, en la que podemos apreciar un proceso más complejo de lo que se creía hasta ahora".

Portadas

"Interesantes son las dos portadas que se abren a los pies y en el lateral derecho de la Iglesia. Cada una muestra una morfología diferente, inspiradas ambas en esquemas empleados anteriormente por Siloé. Su realización debemos situarla sobre los años 1562-66, iniciadas por Pontones y terminadas por Alcántara.

La de los pies es considerada por Gómez-Moreno Martínez como la más antigua. En ella se aprecia el precedente siloesco de la portada de la Iglesia de San Gil y otra ubicada en el claustro de San Jerónimo. En las tres se utiliza en su cuerpo bajo el arco abocinado con recuadros hundidos, que en las siloescas se rellenan de diversos motivos vegetales y angelitos, mientras que en la de Íllora carecen de ornamentación. Consta de dos cuerpos. El bajo se organiza con amplio arco abocinado y otro de menor desarrollo inscrito en él. Encima se levanta un ancho banco sobre el que se abre en el centro una pequeña hornacina rematada por un cuerpo trapezoidal, que también encontramos en la torre de la Catedral.

La portada lateral presenta una configuración distinta a la anterior, inspirada en las Iglesias de San Idelfonso y San Miguel. Consta de dos cuerpos. El primero con columnas corintias sobre pedestal y entablamento de poca altura. El segundo configurado por una hornacina, flanqueada por columnas corintias. A los lados de la hornacina, sobre la cornisa del primer cuerpo, hay dos elegantes jarros con máscaras en el globo. Especial énfasis merece el grupo de la Encarnación que centra este segundo cuerpo. Se trata de dos imágenes de bulto, compuestas de forma clásica y buen dominio del escorzo (sobre todo la Virgen) que las dota de una gran expresividad. Por los años en que se realizan y por su tratamiento formal, nos parecen obra indudable y de lo mejor de Diego Pesquera, mostrando la Virgen un claro parecido con la Caridad de la portada de la sala capitular de la Catedral. El ángel muestra un perfecto dominio de la anatomía y el plegado, constituyendo ambas figuras un conjunto de equilibrado clasicismo y de singular elegancia, hecho poco frecuente entre nuestros escultores del Siglo XVI. Las esculturas de la otra portada, son difíciles de juzgar, pero el grupo de la Caridad manifiesta una buena mano y uno de los niños, el mejor conservado, nuevamente nos sugiere el estilo de Pesquera.

Como podemos observar, las dos portadas presentan valores sumamente interesantes en la evolución y ultimo desarrollo del renacimiento granadino. Por un lado se produce una paulatina desornamentación y la perdida de elementos naturalistas; por otro, la tendencia a la verticalidad, y en general la búsqueda de una nueva expresividad y creatividad, que se verán cortadas y modificadas a fines del Siglo XVI.

Las puertas que cierran la portada lateral son de finales del XVI, con clavos romboidales y alguazas de latón, iguales a las de la portada de San Pedro. Las de los pies son más sencillas, con simples clavos de hierro. Fueron ejecutadas de 1595 al 1597 por el carpintero Alonso Sánchez, el latonero Juan de la Cruz y el cerrajero Mateo López".

Antiguo retablo mayor y otros retablos

"Conocemos algunas noticias referentes a la construcción de diversos retablos para esta Iglesia, pero lamentablemente la mayoría se perdieron hace ya tiempo. Muy tempranamente, en 1508, Alonso de Espina (o Espinosa) hacia un retablo que se llevo a la Iglesia en 1512. Mas adelante se decidió colocar sobre el sagrario un grupo de la Encarnación de escultura, contratándose con Bernabé de Gaviria en 1604.

Interesantes son las noticias que hemos encontrado acerca de la realización de los dos retablos dorados que ocupan sendas capillas laterales de la Iglesia. Fueron ejecutados de 1761 a 1766 por el entallador Francisco Antonio Vidaurre. Ambos retablos se encargaron para las capillas de las Animas y de Nuestra Señora de la Soledad. Su configuración es la de un gran encasamiento arqueado bastante profundo y en derrame, como un gran nicho expositor, rodeado de abundante ornamentación de estípites, recortes, vegetación, roleos y demás motivos propios de la época. Las esculturas que actualmente ostentan dichos retablos, San José y una Dolorosa de vestir, son modernas.

Hay otros retablos bastante más modestos. El actual de Jesús Nazareno es barroco dorado y pintado, imitando oro y jaspes; otros dos de corte clasicista, con hornacina entre columnas toscanas y frontón, carecen de interés".

Obras de arte

"Este templo conserva bastantes obras de arte, por otra parte muy desiguales. también su archivo es el mas completo de toda la comarca y casi el de la provincia, con abundante información de las Cofradías, memorias, capellanías, pleitos y demás asuntos relativos a la historia de la Iglesia; también es de destacar la preservación de los libros de bautismos, defunciones, matrimonios, así como los de fabricas (que arrancan desde 1581), y algunos de coro, misales, etc.

Las esculturas son la mayoría modernas y carentes de interés estético, mereciendo citarse de ellas un crucificado copia del de la Misericordia de José de Mora. Son la mayoría modernas debido a que en los años de Guerra Civil se quemaron las otras más antiguas y que si poseían un rico valor estético y escultórico. De las antiguas, sobresale una Inmaculada de escuela granadina del Siglo XVIII, inspirada en los modelos canescos pero más estilizada. En el altar mayor se levanta un tabernáculo neoclásico de mármol y buena talla. Las pinturas son más abundantes y la mayoría proceden del desaparecido convento de franciscanos de San Pedro de Alcántara que había en Íllora y hoy sede del Ayuntamiento debido a la insensibilidad de los mandatarios de la época. Hemos de destacar un apostolado en la capilla mayor que ofrece las figuras de cuerpo entero, con ropajes ampulosos y muy volados, de buen efecto; igual cabria decir de una Trinidad y una Inmaculada del XVIII, con riqueza de ropajes. También en la capilla mayor se encuentra un Descendimiento que repite una composición icnográfica de cierta difusión de Granada. En la capilla lateral izquierda, junto a la mayor, se encuentra una preciosa Virgen con el niño en el regazo que, tanto por la belleza de su composición y dibujo como por el colorido, nos parece obra realizada por un maestro de primera fila, directamente relacionado con Cano, sino el mismo Alonso Cano.

En el apartado de orfebrería es también nutrido el numero de piezas y diverso su interés. Merecen destacarse un precioso portapaz manierista de Francisco Téllez, con estípites-cariátides y Virgen con el Niño en el centro, y una cruz pequeña de altar de brazos torneados y crucificado más moderno, labrada la cruz posiblemente por Juan Serrano; otra cruz procesional de plata hecha por Juan de Raesta en 1654, grande, con el Crucificado delante y la Virgen en el dorso, sobre brazos cuadrados, y escasa decoración grabada de entrelazos, vegetación, y resaltes curvos; una sencilla custodia rococó con decoración de formas flameantes y rostros de ángeles de plata sobredorada; una acetre, dos porta viáticos, copón, lámparas, cálices, etc.

Y una de las obras maestras de la Iglesia es su órgano. De magnifica talla y composición y que debido a su abandono se deteriora cada vez mas sin que nadie ponga freno a ello".